Lo primero que debemos aclarar son los términos de esterilidad e infertilidad, que en muchos casos tienden a confundirse. De este modo, sabremos si nuestro problema es uno o el otro y podremos atajarlo correctamente.
- La esterilidad es la incapacidad por parte de una pareja de conseguir un embarazo tras un año de relaciones sexuales sin control anticonceptivo.
- La infertilidad se entiende como el problema de las parejas que consiguen embarazo pero este no llega a término.
A su vez ambas se pueden dividir en primarias o secundarias, siendo las primarias aquellas en las que en ninguna ocasión se ha conseguido el nacimiento de un niño y las secundarias cuando ya se posee un hijo previo y el problema ha aparecido posteriormente.
De esta forma podríamos tener la siguiente clasificación:
- Esterilidad primaria: la pareja tras un año de relaciones sin control anticonceptivo no ha conseguido un embarazo.
- Esterilidad secundaria: la pareja tras la consecución del primer hijo no logra una nueva gestación tras 1 año de relaciones sin protección.
- Infertilidad primaria: la pareja consigue una gestación pero no llega a término.
- Infertilidad secundaria: tras un embarazo y parto normales, la pareja no consigue una nueva gestación a término.
La esterilidad-infertilidad es un problema que afecta al 15-20% de las parejas. Aunque la esterilidad no es una dolencia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido la esterilidad involuntaria como una enfermedad y, por tanto, otorga a las parejas con este problema el derecho a recibir un tratamiento.
En el 85% de los casos se debe a causas que pueden diagnosticarse con el estudio adecuado de la pareja, para aplicarle así el tratamiento más indicado para darle solución. En el 15% restante, conocido como esterilidad de causa desconocida, también es posible llevar a cabo con éxito diversos tratamientos.