A pocas semanas de tener en mis brazos a mi nena, me ha venido a la mente un nuevo aniversario, el día en el que descubrimos In vitam.
Cuatro años intentando formar nuestra familia, dos años con pruebas, viendo médicos de la seguridad social y del seguro privado, y descubriendo que todos los resultados salían bien y no había ningún impedimento por el que no pudiéramos tener familia. No te rindes pero la estabilidad mental de los dos y la alegría se va difuminando.
Se plantean otros frentes familiares, por lo que nos ponemos en manos de nuestra psicóloga, la cual, junto con nuestras familias, nos empujan a buscar una clínica de fertilidad, nos dicen que aunque estemos dentro de la edad fértil no tenemos porqué estar sufriendo de esta manera tan innecesaria.
Y cuando vas a buscar una clínica de fertilidad, ¿dónde te vas? A las que suenan en la radio, a las más famosas de tu ciudad, etc. pero gracias, ¡y mil gracias!, a unas muy buenas amigas conocemos In vitam.
In vitam es una pequeña clínica, perdón, una pequeña familia de maravillosas especialistas, que cuando llegáis totalmente asustados, porque desconocéis lo que va a ocurrir y el procedimiento, te tranquilizan y te cogen de la mano para decirte que van a ayudarte y a acompañarte, para que tú logres tener tu familia. Con mucho cariño, te van a atender, te van a contar con palabras que entiendas qué ocurre, te van a dar opciones y te van a aconsejar como especialistas.
Irá pasando el tiempo, pero verás que no pasa en balde, que es lo que más nos desespera a las parejas que buscamos nuestra familia.
Por fin llega el día en el que empezamos el tratamiento. Te explican con claridad cómo proceder con las inyecciones y con la medicación, y en caso de dudas, ellas te las resuelven enseguida con una sola llamada. Es un periodo de tiempo duro, que sufres con tu pareja, pero el apoyo emocional que te proporcionan desde In vitam, no tiene precio, por eso tiras adelante con más ganas que nunca.
Agendas las revisiones y cuando te quieres dar cuenta, en una de estas revisiones os informan que ya estás lista para la extracción de óvulos y que en menos de una semana sabréis cómo ha ido el procedimiento. A pesar de ser pocos días, se hace larga la espera y os entran muchas dudas de si funcionará o no, pero hay que tener esperanza. A nosotros nos llamaron un sábado, estábamos de celebración con la familia, aunque nerviosos, y nos dieron la gran noticia de que había funcionado, por lo que los nervios se disiparon y lo celebramos por todo lo alto.
Aunque tardamos un poquito en realizar la implantación, dado que mi cuerpo no estaba preparado, gracias a esa corta espera y preparación que me dieron desde clínica, el día de nuestro aniversario de boda, tras la analítica de la mañana, nos llamaron de In vitam para darnos la gran noticia de que habíamos conseguimos que me quedara embarazada en el primer intento.
El inicio no fue fácil, hubo hemorragias considerables a partir de la semana 5, acudimos a urgencias, pensando que lo habíamos perdido, pero nos indicaron que estaba bien enganchado y que había un pequeño hematoma que se reabsorbería por sí sólo, por lo que debía estar en reposo absoluto hasta la siguiente revisión. Enseguida informé a In vitam y me dieron consuelo y tranquilidad, cualquier duda o agobio que tuve lo hablé con ellas y supieron decirme las palabras justas para no darle vueltas a la cabeza.
Por fin en la clínica escuchamos el corazón de nuestro bebé, pasaron los días de reposo absoluto, allí mismo me detectaron problemas de tensión y preclampsia, me medicaron y me metieron en el programa de alto riesgo obstétrico, pero las revisiones salían favorables, mi bebé seguía adelante. Llegaron navidades, una fecha señalada, el día de Reyes, día en que mi marido me pidió matrimonio y por fin en esa revisión de In vitam nos dijeron que mi bebé sería una nena. La primera nieta de la familia, nos volvimos locos de alegría.
Pasan los meses y un buen día notas un mariposeo en la barriga, ¿serán gases o es que estoy notando a mi hija? No eran gases, era mi hija. Y día a día la notas más y te da una tranquilidad muy grande, sabes que está bien. Y entonces la gente de tu alrededor y tú misma empezáis a hablarle a la barriga, no os habéis vuelto locos, lo que pasa es que la alegría es tan grande que al ver y sentir que se mueve dentro de tu barriga, es inevitable hablarle.
Esta alegría, a nosotros, nos la ha proporcionado la familia de In vitam, desde la embrióloga Ariadna, la ginecóloga Jana, como las enfermeras Verónica y Mónica.
Hemos compartido con ellas nuestras vivencias y sentimientos, y ellas nos han contado sus experiencias, lo que nos ha facilitado consuelo en muchos momentos de agobio y nos han hecho sonreír en momento de nervios y tensión.
Hemos pasado por mucho, pero gracias a In vitam mi nena viene de camino y no tengo palabras suficientes de agradecimiento para devolverles todo lo que han hecho y siguen haciendo por nosotros. Ya formamos parte de la familia In vitam. Gracias por vuestro trabajo y entrega, habéis vivido con nosotros cada intervención, cada revisión, cada eco y cada consulta telefónica. Ha sido un enorme placer el haber dado con vosotras y el haberos conocido.
Estoy deseando que llegue el día de llamarlas para informarles que mi pequeña ya está aquí y que en cuanto esté recuperada iré a visitarlas para que la conozcan.