Y al final…llegó ❤
Todo empezó hace mas de 4 años…Había tenido pareja durante 15 años y siempre quise ser mamá pero nunca encontramos el momento: trabajo, viajes…etc.
A finales de 2016, después de algunos altibajos, dejamos la relación.
Pasaron 2 años y seguía con la idea de ser madre. Tuve muchas dudas y miedos, pero decidí intentarlo sola, sin saber que iba a ser todo un periplo.
Dos inseminaciones fallidas, una operación de miomas y extirpación de trompa y finalmente FIV con óvulos propios. Consiguieron 5 preciosos embriones. Parecía que todo iría bien…
Llegaron las transferencias; La primera, fallida; la segunda…por fin embarazada!! Pero a las 8 semanas, su corazón dejó de latir. Fue como una pesadilla. Mas tarde otra transfer fallida y así hasta 5.
Habían pasado casi 4 años y me encontraba en un punto muerto. ¿Qué hacer? ¿Tratar de quitarme la idea de ser madre? ¿Pensar en la ovodonación? ¿Probar de nuevo con óvulos propios? Ya tenía 43 años y las posibilidades se agotaban.
Y …fue cuando acudí a Invitam. Fue difícil decidir que hacer y donde acudir, pero sabía de al menos dos ginecólogas súper profesionales que estaban en el equipo Invitam. También tenía una amiga que había tenido unos antecedentes similares a los míos y había seguido tratamiento allí y le había ido muy bien. Me hablaron además de la profesionalidad de la embrióloga; Y todo ello, hizo que me decidiese.
En la consulta se comentó la opción de la ovodonación, pero yo deseaba intentarlo con mis óvulos de nuevo. Tras analizar mis posibilidades, me dijeron que no era descabellado intentarlo.
Me hicieron la punción ovárica y vigilaron escrupulosamente los embriones…La cosa pintaba bien pero… ¿Sería posible por fin? Uno en especial tenía muy buena pinta…¿Se obraría el milagro? Todo el equipo se coordinó a la perfección y lo transfirieron «en fresco». A la semana…Embarazada!!! Estaba contenta pero tenía miedo de alegrarme demasiado por lo que pudiese pasar. En cualquier caso confié y siempre mantuve una actitud positiva.
A día de hoy, han pasado 9 meses y me encuentro ultimando las cositas de mi nena, que nacerá dentro de unos días.
Ha sido un camino largo pero seguro que cuando la tenga en mis brazos, todo habrá merecido la pena.
Confiar en los profesionales adecuados y mantener una actitud positiva, es fundamental durante el proceso.
Muchas gracias a todo el equipo de Invitam por dar vida.